¿Cómo responderle a Don Darío?
Palabras para iniciar el 2° Ciclo de conferencias del Centro de Pensamiento UN en Hábitat, Ciudad y Territorio: Paz y Posacuerdo
Profesor Luis Fernando González Escobar
Medellín, mayo 10 de 2016
Don Darío, quien es jubilado y trabaja en el transporte informal urbano, me pregunta mientras conduce, con angustia y temor, sobre qué pienso de las negociaciones de La Habana; si es cierto, como dicen, que de inmediato a la firma las FARC asumirán el poder; si es cierto, entonces, que el “castrochavismo” se implantará como forma de gobierno; si es cierto…y sigue así con una enumeración finita de lugares comunes, verdades a medias y frases calculadamente puestas a circular que desatan en él, como a muchos colombianos, dudas y miedos atávicos, como para ponerlos en alerta y en contra de cualquier negociación con las guerrillas.
No se trata de pensar qué ingenuo es Don Darío, ni dudar de su capacidad de entendimiento. Ni vociferar en contra de la maquiavélica estrategia propagandística de sectores de la derecha, interesadas en el fracaso de las negociaciones. Se trata de comprender y explicar la importancia de las negociaciones en medio de las incertidumbres presentes y el desprestigio evidente de las mismas negociaciones y del gobierno que las ha promovido. Son claras y manifiestas las erráticas decisiones políticas y económicas del gobierno; como soberbias e incomprensibles muchas de las acciones y declaraciones del grupo guerrillero, muy lejos de sus autopercepciones de héroes y redentores.
Cita Alejandro Reyes Posada, en una columna reciente, a Mary Kalder, profesora del London School, refiriéndose a lo que llaman “nuevas guerras”, caracterizadas y definidas como una combinación de violencia política, crimen organizado y violaciones masivas de derechos humanos contra la población1. Por tanto, lejos está para muchos sectores sociales y poblacionales de Colombia de ver a la guerrilla desde el ideal político y, por el contrario, las ven cercanas a las redes criminales; pero, sobre todo, con la memoria inmediata y el recuerdo fresco, de la sistemática y constantes violencias y violaciones que, de manera cínica, han pretendido y siguen sin reconocer. Todos tienen –tenemos- personas cercanas con el dolor del padre, la madre, hermanos, tíos, familiares, amigos, ya fuera secuestros, asesinados, extorsionados, intimidados, silenciados…
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