Riesgo de desastres: un llamado al trabajo inmediato, conjunto y sostenido es el primer reporte del Observatorio del Hábitat, una hoja de ruta que busca aportar información, análisis y herramientas para que Medellín y su área metropolitana pasen de la reacción a la prevención en la gestión del riesgo. Alrededor del 74% de las pérdidas por desastres asociados a amenazas de origen natural en Medellín son causadas por deslizamientos de tierra debido a los procesos de ocupación informal en laderas propensas a deslizamientos. La historia de Medellín está marcada por eventos trágicos de deslizamientos que han cobrado cientos de vidas. Desde 1927, la ciudad ha acumulado más de mil fatalidades, incluyendo las víctimas de Granizal este año. Esto no solo evidencia la vulnerabilidad inherente del territorio, sino también la persistencia de factores de riesgo no gestionados eficazmente a lo largo del tiempo. Topografía montañosa, susceptibilidad de sus terrenos, impacto climático, desorden urbanístico, vulnerabilidad social y deficiencia en infraestructura son algunos de los factores interconectados que amplifican el riesgo de deslizamiento en Medellín y sus alrededores. Esta situación, producto de la interacción entre su geografía montañosa, un crecimiento urbano a menudo desordenado y la variabilidad climática, exige una reevaluación profunda de la gestión del riesgo. De acuerdo con el ingeniero geólogo Hernán E. Martínez Carvajal, profesor Unal invitado a participar en este primer reporte, una preocupación fundamental es la confusión entre gestión del riesgo y atención de la emergencia. Sus aportes evidencian que las estrategias actuales tienden a priorizar la respuesta reactiva sobre la prevención proactiva, lo que perpetúa las tragedias si no se realizan cambios sustanciales, como también lo advierten estudios sobre gestión de deslizamientos en el Valle de Aburrá. El reporte señala que Medellín enfrenta una paradoja crítica: mientras la planeación oficial divide la ciudad entre áreas estratégicas y periféricas, la realidad urbana se configura a partir de la lucha de amplios sectores sociales por acceder a suelo y vivienda, muchas veces en condiciones precarias. En un contexto donde el 25% del territorio de la ciudad está bajo riesgo asociado al cambio climático y el mercado informal del suelo prolifera en las laderas, los barrios populares se consolidan en zonas inestables. Como resultado, el 74% de las pérdidas por desastres se registran allí. El Observatorio enfatiza que no se trata simplemente de un problema natural: los desastres son procesos socialmente construidos, consecuencia de decisiones urbanísticas que han perpetuado la segregación espacial y la exclusión socioeconómica. El reporte concluye que la gestión del riesgo de desastres es, en esencia, gestión territorial. Superar la vulnerabilidad estructural de Medellín implica acciones integrales:
Más que un diagnóstico, el Observatorio del Hábitat plantea este reporte como un llamado urgente a la acción colectiva, donde Estado, academia y ciudadanía deben trabajar de manera conjunta y sostenida para transformar una realidad que, de no atenderse, seguirá cobrándose vidas y profundizando desigualdades. Un reto colectivoDesde su creación en 1981, la Escuela del Hábitat–Cehap de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín ha trabajado de la mano con comunidades y gobiernos locales para pensar y transformar la forma en que habitamos el territorio. A lo largo de su trayectoria, ha impulsado proyectos como las Escuelas Territoriales, el Consultorio del Hábitat o el Observatorio de Reasentamientos, además de programas como la Maestría en Hábitat, que han dejado aprendizajes clave en temas de urbanismo y vida comunitaria. Con esa experiencia, hoy presenta el Observatorio del Hábitat, una iniciativa de la Escuela que busca proyectarse hacia toda la Facultad y la Universidad, abierta también a personas interesadas en la gestión del riesgo y la transformación del territorio. A través de reportes periódicos, el Observatorio aportará datos y reflexiones sobre problemas como la desigualdad urbana, la precariedad en los asentamientos, la falta de acceso a servicios básicos, los impactos de la violencia o el cambio climático, con el fin de nutrir la discusión pública y aportar a la construcción de un hábitat más justo y sostenible. Según la profesora Elizabeth Arboleda Guzmán, directora de la Escuela del Hábitat, se tiene previsto compartir cada dos meses estos reportes, que nutrirán el informe semestral que estaría publicado a inicios del próximo año. Haz clic AQUÍ ara conocer más sobre este insumo académico. |