La semana pasada, la Facultad de Arquitectura tuvo el privilegio de ser visitada por Gabriela Carrillo, brillante arquitecta mexicana con una sobresaliente carrera académica y profesional que ha sido reconocida con diversos premios nacionales e internacionales. Dentro del marco del XXVI Seminario Internacional de Maestría en Arquitectura, esta consagrada arquitecta realizó tres ponencias en el auditorio Gerardo Molina en las que además de exponer su profesionalismo y experiencia de más de 20 años en el mundo de la arquitectura, mostró con mucha humildad y sin cohibirse su parte humana señalando sus miedos, sus derrotas, sus frustraciones y sus reflexiones como arquitecta. En su narrativa, expresó siempre ha tratado de hacer arquitectura responsable, porque cree que la arquitectura es un eco de la sociedad que habitamos y que también representa -en gran medida- la manera como hemos construimos una sociedad y no verla simplemente como la construcción de edificaciones. “Creo que las arquitectas y los arquitectos tenemos que ser conscientes del impacto que tienen nuestras intervenciones y ejercer nuestro trabajo con responsabilidad, ya que desde nuestras prácticas cosas simples como desde un inmueble privado, un espacio pequeño en un espacio público pueden ser multi escalares, que lo que hacemos -aunque parezca poca cosa- son pequeñas semillas o injertos que pueden tener impactos mayúsculos que muchas veces no dimensionamos”, señala la arquitecta. Dice que -aunque a muchos les cuesta admitir- considera a la especie humana profundamente invasiva y por muchos años se ha ignorado y desconocido el impacto de afectación a la diversidad que habitamos, por ello siempre tiene presente en su visión individual y colectiva de sus trabajos ese impacto de la humanidad y su relación con el planeta y de las formas en que lo habitamos. “Entonces a mí me interesa que mi trabajo se vincule a hacer un trabajo responsable desde muchos frentes, desde el medioambiental -por supuesto-, pero también desde el social, desde la construcción de la dignidad espacial, desde el reconocimiento de la memoria, la importancia de reconocer la historia, la sabiduría ancestral de los lugares que a veces se borra y lamentablemente se aniquila”. Gabriela Carrillo confiesa que antes de iniciar un trabajo arquitectónico, se interesa en destinar tiempo suficiente para tener mayor conciencia de cómo acabará este en un entorno y no solo en lo que va a hacer. “Creo que el problema es que siempre queremos hacer y no nos queremos detener a entender, a observar, madurar, aprovechar y respetar lo que existe ya”.
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