Este corregimiento rural se encuentra conformado por 17 veredas y una cabecera urbana. Foto cortesía. ¿Qué secretos, costumbres, historias, tradiciones y valores guarda el corregimiento de San Cristóbal entre sus montañas? Esta pregunta fue el punto de partida de una caracterización territorial realizada por Darlis Celith Vásquez Suárez, estudiante del curso Las TIC en la educación con las comunidades vulnerables, coordinado por el profesor Juan Carlos Ceballos Guerra. El ejercicio se desarrolló a partir de dos salidas de campo, en el marco de las actividades del curso, con el objetivo de evidenciar los desafíos que enfrentan las comunidades rurales en relación con la autoproducción de viviendas, el cambio de uso del suelo y otras dinámicas que revelan problemáticas territoriales, ambientales, económicas e identitarias. San Cristóbal: Tras las huellas de su historia Ubicado entre las colinas del occidente de Medellín, el corregimiento de San Cristóbal tiene sus orígenes en 1752, como un reposadero de arrieros provenientes de distintas regiones. Poblado históricamente por comunidades campesinas, ha sido reconocido como una de las principales despensas agrícolas de la ciudad. Entre sus cultivos más representativos se encuentran el cilantro, la lechuga, la cebolla junca, el apio, la espinaca, el ajo, el tomate, la zanahoria, el pimentón, las fresas y diversas plantas aromáticas y medicinales. También se destaca como el mayor productor de flores del Valle de Aburrá, con especies como solidago, aster blanco, crisantemo, margaritas, cartucho, rosa amarilla, agapanto, lirio holandés, pinochos, follajes y siempreviva. Aunque la economía local ha estado tradicionalmente centrada en la agricultura, en los últimos años ha enfrentado importantes transformaciones debido a la irrupción de proyectos inmobiliarios y urbanísticos, muchos de ellos desarrollados sin una planificación concertada con las comunidades. Esto ha afectado su vínculo histórico con el territorio, generando una ruptura generacional en las prácticas agrícolas y, con ello, una pérdida paulatina de la identidad cultural. Otras problemáticas, como la gentrificación y el turismo no regulado, también han comenzado a impactar al corregimiento, especialmente por el cambio de uso del suelo hacia actividades turísticas y residenciales. Esto ha provocado el desplazamiento de poblaciones campesinas, debilitando aún más la base social y productiva del territorio. Este fenómeno, que no es exclusivo de San Cristóbal, sino que se extiende a otros corregimientos del Valle de Aburrá, ha despertado el interés académico de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. Desde la Escuela del Hábitat, adscrita a dicha Facultad, se adelantan iniciativas en conjunto con instituciones educativas, bibliotecas, actores institucionales y líderes comunitarios. Estos esfuerzos buscan visibilizar los cambios territoriales y sus impactos, y plantear alternativas que reivindiquen las prácticas y saberes campesinos como parte fundamental de la identidad cultural del territorio. Ejercicios como este evidencian el potencial de los procesos formativos que articulan las tecnologías de la información con el trabajo de campo y la reflexión territorial, fortaleciendo así el vínculo entre la academia y las comunidades. Al cierre de este ejercicio, Vásquez reflexiona: San Cristóbal vive un proceso de transformación económica con múltiples tensiones: entre lo rural y lo urbano, entre la producción alimentaria y el turismo, entre el rebusque informal y la búsqueda de sostenibilidad. Pese a sus fortalezas naturales y culturales, enfrenta desafíos estructurales como la especulación del suelo, la pérdida de identidad productiva y la falta de políticas que reconozcan y fortalezcan al campesino como actor central de la economía. |