Este viernes se jubila Marta Liliana Jaramillo Torres, la tecnóloga en sistemas que se ha dedicado al servicio de profesores y estudiantes de la Facultad de Arquitectura durante 29 años. Después de postergar esta decisión por dos años, finalmente decidió retirarse. No es una decisión fácil, considerando que ha pasado la mitad de su vida aquí, en la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín; trabajando, compartiendo con colegas que con el tiempo se han vuelto amigos, aprendiendo de ellos el arte de vivir y otros menesteres que le han aportado en el ejercicio de su profesión e inevitablemente la han formado como ser humano. Durante los años que ha estado en el bloque 24, Liliana ha pasado por varias dependencias administrativas. Estuvo en la Oficina de Asuntos Estudiantiles en 1996, cuando inició contrato laboral con la universidad. Después pasó a la Secretaría Académica, donde trabajó durante tres años. Luego regresó a la Oficina de Asuntos Estudiantiles y de ahí pasó a la Oficina de Planeación Urbano Regional. Finalmente, pasó a la secretaría de Construcción. Sentada en una silla de oficina frente a la pantalla cuadrada de su computador de escritorio, recibe a docentes, estudiantes y personas externas que recurren a ella para que les brinde información, agende una cita o les ayude con el calendario académico. Un teléfono que suena de vez en cuando, una botella con agua rosada, varios vasos metálicos y plásticos con residuos de café, un almanaque señalando la fecha actual, una engrapadora, un recipiente con marcadores, un cerdo de goma verde y varias copias y sobres apilados adornan el espacio de esta paisa de expresión serena, pero engañosa; no obstante, cuando habla, reluce su cálida amabilidad y sencillez maternal que guía a cualquiera, según la duda o inquietud que lo llevó hasta ella. Su sitio de trabajo se encuentra en el primer piso de la Escuela de Construcción. “He trabajado todo este tiempo muy contenta, muy amañada, mi trabajo no me ha parecido nada difícil y, sobre todo, los jefes que he tenido han sido personas de mucha calidad humana”, expresó Jaramillo, agradecida con las personas con quienes ha compartido todos estos años.
Sistemas: su vocaciónJaramillo vive con su mamá, una hermana y un sobrino en el barrio Santa Mónica, ubicado en la comuna 12 (La América) al occidente de la ciudad. Ella cuenta que de joven le interesó estudiar sistemas, por lo que estudió Tecnología en Sistemas. Por asuntos de la vida, no pudo profesionalizarse en sistemas. Esto no la entristece, pues los años que lleva trabajando han diversificado su conocimiento. Sabe de contabilidad, gestión administrativa y se defiende en inglés. Una vez se jubile, cuenta Jaramillo, se dedicará a pasar más tiempo con su madre de 85 años, ir al gimnasio y atender las diligencias contables de sus hermanos. “Yo me imagino que me inventaré qué hacer para no quedarme todo el día en la casa”, dijo. Sensaciones encontradas invaden a Jaramillo cuando piensa en su último día como empleada de la Facultad. Se siente feliz porque va a estar con su familia. También triste porque ha evaluado positivamente su estadía en la universidad. “Son cosas que uno piensa, pero si sigo postergando mi retiro se me va a pasar el tiempo”, dijo. Los docentes, en broma, le dicen que se quede y ella, en el mismo tono, les responde que ya está bueno de trabajar. El viernes, esos que la han apoyado y con quienes se permite bromear, reír y hablar de la vida más allá de lo laboral la llevarán a almorzar a un restaurante a modo de despedida, pues, si bien dejará de estar de 7 de la mañana a 5 de la tarde en su zona de trabajo, ella ha decidido ayudar a la nueva secretaria en el empalme. De seguro encontrará algún pretexto para pasar por la Escuela de Arquitectura y saludar a amigos y colegas, y por qué no, para revisar que los asuntos administrativos marchan igual de bien como los entregará el próximo viernes.
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