Acompañado de su esposa Idalid y sus hijos Laura y Camilo, el profesor Rafael Rueda llegó al bloque 05, el “Galpón” ubicado en el Campus del Río, donde fue recibido con una lluvia de aplausos la tarde soleada del miércoles 26 de junio. Colegas, amigos, familiares y líderes de las comunidades Asociación para la Vivienda Mi Casita, Comunidad Pinares de Oriente y Nueva Villa de la Iguaná, se reunieron para homenajear al profe por sus 42 años de compromiso demostrados en las aulas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín y en las comunidades donde ha estado sembrando la semilla de la solidaridad y liderazgo comunitario en torno al hábitat popular. El motivo del sentido homenaje se debe a que el profesor de la Escuela del Hábitat CEHAP de la Facultad de Arquitectura decidió jubilarse a partir del próximo 1 de agosto. De camino a su asiento en primera fila, el docente saludó a los presentes que le salieron al paso. Entre ellos, se encontraba el decano de la Facultad, Ader Augusto García Cardona, quien inició el acto de reconocimiento con unas emotivas palabras que resaltan la labor del profesor Rueda desde que llegó a la universidad a inicio de la década de los años 80. Este economista de la Universidad de Antioquia llegó a la Unalmed mucho antes de hacerse profesional. “En el 75 yo estudiaba Economía en la Universidad de Medellín y a raíz del movimiento estudiantil alrededor de 100 estudiantes fuimos expulsados de la institución, como resultado de ese proceso, varias universidades públicas nos abrieron las puertas”, recordó Rueda. En el 82, todavía sin graduarse, empezó a vincularse con la institución hermana de su alma mater que terminaría por ser su casa: la UNALMed. Luego de la intervención del decano, tomó la palabra el director de la Escuela del Hábitat-CEHAP Luis Fernando González Escobar, colega y amigo de Rueda, quien resaltó su compromiso ético con las causas sociales que viene acompañando desde que pasó de estudiante a profesor de la universidad. “Con un grupo de compañeros de la U. de A. inquietos por aprender sobre el concepto del espacio en relación con la economía y los procesos de urbanización, llegamos a la Facultad de Arquitectura y mientras esperábamos al decano en la recepción de la oficina, que en ese tiempo era el profesor Fernando Viviescas, vimos la información de una convocatoria para un taller sobre aspectos socioeconómicos de la vivienda popular en América Latina”, recuerda el profesor Rueda. La iniciativa hacía parte de las actividades del Programa de Estudios en Vivienda para América Latina (PEVAL), un convenio de cooperación que inició en 1980 entre el gobierno holandés y el colombiano, coordinado por la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín. Rafael insistió e insistió hasta que logró, sin graduarse, que lo admitieran en el taller en el que hizo un ejercicio econométrico con información sobre políticas públicas de financiamiento a la vivienda popular en países latinos y su impacto sobre las poblaciones vulnerables. En 1983, año en que se graduó como economista, el codirector del PEVAL lo invitó de nuevo al proyecto. Al año siguiente, mediante una convocatoria pública que se ganó, el 28 de mayo del año 1984 ingresó como profesor al PEVAL, hoy la Escuela del Hábitat-CEHAP de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín. Desde entonces, se ha dedicado a intentar ser coherente en procurar la articulación armoniosa entre los procesos misionales: educativos, investigación y de extensión, con énfasis especial en la extensión solidaria. Un compromiso ético con las comunidades vulnerables En el municipio de Anzá, occidente de Antioquia, nació Rueda en 1952 en medio del fragor de la violencia bipartidista que se vivía en la época lo que llevó a que en el año 1958 la familia Rueda Bedoya fuera desplazada de su tierra. La huida los llevó a refugiarse en zona rural del corregimiento El Jordán, municipio de San Carlos, en el Oriente antioqueño. Esta experiencia de desplazamiento marcó su vocación de servicio que lo caracteriza desde que era un estudiante universitario y se afianzó como docente en las actividades misiones y proyectos que ha liderado en la UNAL: sus materias se basan en educación popular, hábitat saludable, vivienda digna y desplazamiento forzado. “Hacemos un proceso de articulación misional en lo educativo, investigativo y de extensión solidaria: en tal sentido, trabajamos un módulo sobre ética y otro sobre voluntariados que luego desembocan en dos meses de praxis pedagógica de trabajo en el territorio con comunidades para construir con ellas vía el pensamiento y la acción, posibles alternativas de solución a los problemas y necesidades priorizados: Trabajamos lo que la comunidad dice que quiere, no lo que nosotros creemos que necesitan, detalla el economista y especialista en desarrollo urbano, vivienda y hábitat, quien agrega que las soluciones surgen de espacios de trabajo colaborativo entre los talentos de comunidades y de la universidad". La profesora de la Escuela de Hábitat-CEHAP Itzamar Nataly Cuervo López, ha trabajado junto a Rueda en muchos de los proyectos que él ha desarrollado en las comunidades donde ha tenido injerencia. Ella y un grupo de profesores de la Escuela dedicaron unas palabras de agradecimiento a su amigo, el profesor Rueda, por las enseñanzas que deja tras su paso por la universidad. Las enseñanzas de Rueda trascienden los saberes académicos. “En el 2009 creamos el Programa de “Voluntariado Universitario y Social UNAL” abierto a tod@s l@s integrantes de la comunidad universitaria y a personas externas que en forma solidaria y responsable quisiera participar en los proyectos misionales del voluntariado. Y, en el 2013, conscientes de la grandiosa condición humana de los estudiantes y de sus ansias por compartir sus talentos con los otros, formulamos una asignatura que se llama “Ética y Voluntariado Universitario y Social UNAL”, comenta el profesor. Esto nos ha permitido en forma continua desde el año 2009 hasta la fecha armonizar las actividades misionales de diferentes proyectos y campañas de solidaridad con familias altamente vulnerables, priorizando en el accionar las víctimas del conflicto sociopolítico que vive el país (solo en el año 2020 no pudimos desarrollar actividades en los territorios por el desborde que nos produjo la pandemia del Covid -19). El enfoque pedagógico de la praxis que articula el pensamiento y la acción nos ha permitido armonizar las actividades misionales de la universidad (educación, estudios e investigación y extensión solidaria) en los territorios desde el aspecto social y comunitario y, a la vez que ha transformado durante años la vida de estudiantes que salen de sí para aprender a través de la experiencia de otros, ha impactado positivamente el devenir de comunidades vulnerables como el proceso desarrollado con la “Asociación para la vivienda Mi Casita”, con los vecinos del barrio Nueva Villa de La Iguaná, y la comunidad desplazada Pinares de Oriente, por mencionar algunas. “Recuerdo aquel noviembre del 84, cuando ustedes llegaron a la parroquia de Nazaret, en el Barrio El Corazón, como grupo CEHAP: María Clara, Ebroul, María Cecilia y vi en tu mirada una expresión de aquel que mira por la Ventana el brillante sol de la mañana… Ahí sentí alegría, esperanza y emoción, porque ya con Carlos Alberto Calderón, ustedes y nosotros había motivación para empezar a trabajar nuestra causa… Hoy en el culmen de tu compromiso laboral y hace casi 40 años de nuestro proceso comunitario fue tu real escuela en donde probaste la gallardía y demostraste realmente de que estás hecho: cuanta lucha, desvelos, sacrificios y desconsuelos pasamos juntos para llegar a lo que tenemos, esa criatura llamada MI CASITA, orgullo de tu grupo y gloria de nuestra comunidad. Como decía Carlos Alberto: “La dignidad es el mejor regalo que se le debe dar a todo ser humano…” leyó con voz trémula José Luis, en representación de Mi Casita, la carta durante la ceremonia. "Conocí al profe Rafael en el 2008, cuando llegué acá a Medellín como víctima del conflicto armado, sin ganas de vivir, sin ganas de salir adelante", así recuerda su primer encuentro con él, Elizabeth Henao, habitante del barrio Pinares de Oriente, quien aprovechó la ceremonia para agradecer al profesor la semilla de esperanza que sembró en su comunidad. "De repente apareció en el barrio con sus iniciativas, tratando de sacar a los niños adelante y mostrándonos que la vida continuaba. Por eso siempre he dicho que la Universidad Nacional es como mi segundo papá, ellos nos enseñaron demasiado, nos enseñaron a volar nuevamente", expresó la líder comunitaria de la Comuna 8 para la Revista Calameo el año pasado. Las comunidades campesinas también hacen parte de su labor social. Con La Alianza Interinstitucional por la defensa del territorio y el patrimonio cultural de la Vida campesina y el naciente semillero de Investigación CHAGRA, ha llegado a distintos corregimientos de la capital antioqueña, como San Antonio de Prado, San Sebastián de Palmitas y San Cristóbal, con acompañamiento en problemáticas que afectan las comunidades rurales campesinas como: los impactos de los megaproyectos, la presión y desborde inmobiliario, las cargas impositivas, educación especial, acueductos verdales, manejo de residuos sólidos, entre otros. La coherencia demostrada en su quehacer durante más de 40 años entregados al servicio comunitario ha influenciado a sus alumnos, es referente para sus colegas y, en especial, es un referente en la vida de sus hijos. Este hombre de raíces humildes y rurales, visiblemente emocionado por las muestras de afecto recibidas, es modesto en su intervención, con la cual concluye el evento. No le gusta hablar de sí mismo. Sus intervenciones en las comunidades, enseñanzas en las aulas de clase y proyecto de vida hablan por él. Actualmente, ajustando la continuad de su proyecto de vida como jubilado, y su compromiso en los territorios con las poblaciones más vulnerables, Rueda está pensando como dejar una iniciativa-semilla de emprendimiento social y comunitario para el establecimiento de una Escuela Campesina del Pensamiento y Acción para las poblaciones rurales (priorizando a la niñez y juventud). Este proyecto es un gesto de gratitud con sus orígenes y la prueba de que su incansable labor en pro del beneficio de las comunidades trasciende las aulas… |