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Por: Javier David Giraldo Arias / Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.;

Para Melissa Paola Bolaño Peña, estudiar el pregrado de Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín fue una experiencia transformadora que amplió su visión sobre esta disciplina.  Hace diez años, dejó su hogar en Montería, Córdoba, impulsada por el deseo de contribuir a la construcción de una mejor sociedad a través de la educación.

“Llegué a la Nacional con una visión limitada de la arquitectura; para mí era materiales, construcción y vivienda. Con el tiempo, comprendí que también abarca la ciudad, el territorio y las relaciones que se desarrollan en el espacio”, destacó Bolaño sobre su formación. “El pregrado me cambió mucho la forma de ver, vivir y pensar”, agregó.

Desde pequeña, Bolaño mostró interés en la arquitectura, influenciada por su madrina arquitecta, con quien viajaba a Medellín durante las vacaciones para conocer obras significativas. “Era su auxiliar no paga”, bromeó la joven respecto a esos viajes.

Durante su carrera, trabajó como auxiliar en la autoevaluación de la Maestría en Hábitat en 2019 y en investigación desde 2017, lo que le permitió acercarse a procesos administrativos y académicos, otra de sus pasiones.

Actualmente, es docente en la Universidad San Buenaventura Sede Medellín desde hace un año, además es la Coordinadora de procesos de autoevaluación con miras a la acreditación de la Facultad de Arquitectura. En este rol, colabora con directores de áreas curriculares y profesores para adaptar los programas académicos a las necesidades actuales de los estudiantes y del mercado laboral.

Además, está cursando la Maestría en Hábitat en la misma facultad y espera seguir aportando al desarrollo del país a través de la enseñanza de la arquitectura y temas relacionados, como el territorio, la ruralidad y la vivienda. “No me interesa dejar de estudiar”, asegura Bolaños, quien desde la escuela ha cultivado el hábito de la lectura, la reflexión y la investigación, sin olvidar su amor por el baile, la música y las conversaciones con amigos. “Mi manera de relacionarme es muy costeña”, expresa con orgullo por sus raíces y experiencias en Montería. “Para mí, Montería es familia”.

La casa materna y sus significados

La casa natal de Bolaños, con sus habitaciones, kiosco, patio y corredor, bajo el sopor abrazador de las sabanas cordobesas donde un techo auxilia a los cuerpos del sofocante clima tropical, es un espacio que refleja la intimidad de su vida. En esta casa se tejen relaciones íntimas que condicionan la percepción del entorno, el afuera y sus variables. Es el espacio protector, el refugio de las añoranzas, sueños y los recuerdos.

“Soy una apasionada de la vivienda, pero de la vivienda en relación con la ciudad”, explicó Bolaños, ahora con una una comprensión más amplia de lo que representan las estructuras arquitectónicas. A propósito de la vivienda como objeto de estudio, recuerda la joven arquitecta que los daños ocasionados por las lluvias a las casas de sus vecinos la motivó a buscar soluciones a una problemática que se repetía constantemente. “Yo me decía: no quiero que eso suceda más, quiero que todo el mundo pueda tener una vivienda donde dormir tranquilo como yo dormía tranquila”, dijo, definiéndose como una idealista en ese sentido.

Unir dos pasiones

Bolaño siente que vive entre dos pasiones; por un lado, ama la arquitectura. Ha trabajado en la revisión de planes de ordenamiento y planes parciales de prefactibilidad de estudios para la incorporación de seres humanos al sistema de ordenamiento en la Facultad de Minas de la UNALMed. Por otro lado, es una apasionada de la docencia. Pasión que descubrió mientras trabajaba como auxiliar con los profesores de la Facultad. Trabajar de cerca con los profesores ha sido crucial en su decisión de considerar la investigación y la enseñanza como el camino que unirá sus dos pasiones: la arquitectura y la educación.