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Desde que era estudiante del pregrado en Ingeniería Administrativa de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, Marlon Andrés Henao Cabrera soñaba con trabajar algún día en su alma máter. “Quiero graduarme y trabajar aquí en la Universidad, decía siempre en aquellos días", manifestó Henao. Después de seis años dedicado al estudio, recogió los frutos de su esfuerzo al graduarse como ingeniero administrador en 2013.

Durante siete años, Henao se desempeñó como ingeniero administrador, apoyó a la Unidad Administrativa y de Gestión de Bienestar Universitario de Sede en la elaboración de la etapa precontractual y poscontractual de los bienes y servicios y seguimiento a órdenes contractuales; la gestión de cartera de los préstamos estudiantiles y la liquidación de pensiones de la escuela.

En agosto de 2020 comenzó como Profesional de Apoyo Administrativo en la Unidad de Gestión Administrativa de la Facultad de Arquitectura Sede Medellín, motivado por las condiciones laborales ofrecidas en la vacante. Desde entonces, Henao es uno de los profesionales de la Unidad de Gestión Administrativa encargado de gestionar entre otras actividades relacionadas con la elaboración de actos administrativos, coordinación de las legalizaciones de avances por viáticos gastos de viaje, gastos de transporte y estadía, auxilio o gastos de marcha o auxilio de viaje, avances para adquisición de bienes y servicios, apoyo económico, gastos de inscripción a eventos; apoyo en la ejecución presupuestal de los proyectos. Paralelamente, apoya en la Gestión Logística y Administrativa en Proceso de Selección para el Proyecto de Conducción de Vehículos de Transporte Masivo. Henao lleva trabajando en la Universidad Nacional de Colombia más de 12 años.

Transiciones: su paso de Ingeniería de Sistemas a Ingeniería Administrativa

Henao inició sus estudios superiores en la Universidad Nacional de Colombia a los 25 años de edad. “Empecé tarde”, manifestó. Antes de ingresar al pregrado correcto en 2007, estudió varios semestres de Ingeniería Informática en la Universidad Pontificia Bolivariana Sede Medellín, dejando inconclusa la carrera debido a que se le hizo insostenible pagar la matrícula y los créditos a tiempo.

Mientras estudiaba Ingeniería Informática descubrió su vocación administrativa. Sin darle tantas vueltas al asunto, la verdad se le reveló ante sus ojos, así que “decidí presentarme a la Universidad Nacional”, manifestó. Allí inició su carrera administrativa hace unos años, pasando por las aulas del bloque M5 y el bloque M3 de la Facultad de Minas como estudiante; luego, como profesional en la dependencia de Bienestar Universitario y, después, en la Facultad de Arquitectura, donde cumple su sueño día tras día.

La Ingeniería de Sistemas es para Henao un sueño postergado para después, cuando se presente la oportunidad de cumplirlo, pues no descarta estudiar en el futuro sobre programación. Tampoco descarta realizar una especialización en gestión del talento humano o en gestión de proyectos. “Lo importante es estudiar”, enfatizó este paisa, nacido en Medellín, donde ha vivido toda su vida. Actualmente, reside junto a sus padres en el barrio Suramericana, comuna 11 (Laureles).

“Soy del verde, soy feliz”: sus otras aficiones

Criado toda la vida en Medellín, es hincha acérrimo de Atlético Nacional. Deportista aficionado al fútbol y al ejercicio, juega entre semana en los equipos conformados por administrativos de la Universidad y ejercita su cuerpo en sus descansos en las instalaciones deportivas del Coliseo del campus El Volador.

Aficionado a los videojuegos, “soy pesero. Juego fútbol en PlayStation, preferiblemente PES”, manifestó Henao. Cuando consume cine, prefiere las películas dirigidas por Martin Scorsese y protagonizadas por Robert De Niro o Al Pacino.

Entre todas sus aficiones, destaca una mayor, más cercana y cotidiana: pasar tiempo con su hijo Agustín Henao, quien cumplirá cinco años el próximo 13 de marzo. Cuando menciona a su hijo, Henao padre esboza una sonrisa de orgullo; no necesita muchas explicaciones para expresar lo que siente por él, basta con mirar esa sonrisa que lo dice todo.